Mientras hacía los nuevos cambios estéticos del blog (el banner, simplificar secciones) me acordé que tenía el Fotolog 2.0. Esta sección es para hablar de temas misceláneos, cotidianos y a veces hasta personales sin tocar el transporte público o los viajes. Me pareció que podía revitalizarla alternando posteos propios y también comentarios de libros que he ido leyendo.
Esto no es una crítica literaria, sino que simplemente voy a contar cómo llegué a él, cómo lo leí, qué me gustó y qué no me gustó, además de recomendarlo o no a los lectores. Advertencia: le puede poner de mal humor o triste.
PODEROSO CABALLERO: EL PESO DEL DINERO EN LA POLÍTICA CHILENA
Este libro fue escrito por el periodista Daniel Matamala Thomsen, uno de los rostros ancla de CNN Chile (Turner). Poderoso Caballero fue editado por la Universidad Diego Portales y Catalonia en el año 2015, como su nombre lo dice, analiza desde diferentes aristas el peso del dinero en la política chilena.
«Daniel Matamala explora la manera en que se han entrelazado en Chile la política y el dinero, o, mejor todavía, la forma en que el dinero, colándose por casi todos los intersticios existentes, ha logrado influir en la política. Quien crea que el texto exagera, pregúntese por qué todos quienes están interesados en mantener su poder político se muestran tan renuentes a regular la influencia del capital. Y quienes tengan dudas de la importancia que la política posee para el dinero, pregúntense por qué las grandes fortunas financian la política hasta el extremo de torcer la ley para lograrlo en monto suficiente.» dice Carlos Peña (rector de la UDP).
Género: Periodismo de Investigación
País: Chile
Páginas: 355 (340 sin Índice onomástico)
MI EXPERIENCIA CON EL LIBRO
Llegué a Poderoso Caballero por la recomendación de una querida amiga, Rosita. Lo compré a fines de Marzo 2017, mientras estaba todo el barullo del bus de dos pisos en Transantiago. Me demoré alrededor de 3 días en terminar de leerlo completo. La redacción es muy llevadera y atrapante, aparte de que el tema me gusta, así que fue una lectura muy buena (aunque dolorosa, mientras lo lees te dan rabia muchas cosas). Recuerdo que no me pude despegar de él ni en el metro ni en el paradero de micro, tenía que leer y seguir leyendo.
El libro está dividido en capítulos. Hay un “resumen” en CIPER Chile pero creo que vale la pena leer el libro por completo. Chile es un país que se vanagloria de su transparencia y probidad (claro, en América Latina estamos “bien” pero nos falta mucho).
Sin embargo, el libro plantea que en realidad no estamos ni cerca de “bien”, que la democracia es distorsionada por el peso del dinero, en particular, porque un grupo muy muy pequeño de personas concentra demasiada riqueza y controla casi toda la economía, los medios de comunicación, el financiamiento de los partidos políticos, etc.
El tema de la distribución no es menor. Hoy en día para acceder a beneficios del Estado debes cumplir ciertos requisitos como el Registro Social de Hogares (el límite está entre el 40% y 60% de menores ingresos dependiendo del beneficio). En las becas de universidades, si estás en el 61% o más (4° o 5° quintil) simplemente no puedes obtener beca y te dan créditos. (Y ahora Piñera dice que no quiere aumentar becas ni la gratuidad).
Pero, ¿qué tanta diferencia hay entre el que se ubica en el 60% y en el 80% ó 90%? Casi ninguna. Para estar en el 60%, debes tener un ingreso per cápita de hasta $140.665. Es decir, puede ser el caso de una familia de 3 personas (2 adultos y 1 niño) con un sueldo mensual sumado de $421.995. ¡Oh, sorpresa! El sueldo mínimo es de $270.000, si esos 2 adultos trabajan y ganan el sueldo mínimo… ya automáticamente dejan de ser “vulnerables“. Pero, ¿a qué se le llamará ser “vulnerable” o “pobre” entonces?
La canción de Los Prisioneros sigue (y seguirá) siendo vigente.
He ahí el gran problema de la clase media. Chile tiene un Estado subsidiario que es un Estado reducido al mínimo y que se debe encargar básicamente de tres grandes cosas: hacer efectivo el Estado de Derecho (las leyes), regular y promover la libre competencia económica y proveer a las personas bienes públicos junto con las cosas que el mercado no pueda. Esto último es más sencillo: el Estado debe dar servicio a los pobres que no pueden pagarle a un privado. Eso se aplica a la salud, la educación en todos sus niveles, las ayudas técnicas para personas con discapacidad, etc.
Pero hay una pequeña gran paradoja. La clase media (que es una porción indeterminada de percentiles en esa línea casi recta) paga sus impuestos, debe costearse cada cosa con su bolsillo, debe trabajar de forma sacrificada, debe pagar el Transantiago, debe pagar y pagar y pagar. Pero resulta que no tiene acceso a beneficios del Estado porque “son muy ricos“, y los ricos viven a jugar a eludir impuestos o pagar menos (el libro se extiende sobre esto último y da sabrosos detalles). No es novedad saber que un kiosko o un negocio de barrio paga más que Jumbo o Falabella por su patente municipal. ¡Se sabe!
El aporte de Poderoso Caballero es que sistematiza todo un sinfín de injusticias que vive Chile día a día. Uno ve los síntomas, eso que yo expliqué de cómo los beneficios estatales le llegan a un grupo muy reducido de personas es un síntoma (y el problema no es que lo reciban solo los pobres, es que casi todos somos “vulnerables” pero debemos rascarnos con nuestras propias manos). Daniel Matamala se va directamente a la causa: el dinero, las redes, la información privilegiada.
Tenemos casos emblemáticos: Penta, SQM, Caval. Estos tres casos explican cómo se financiaron campañas políticas de manera irregular. Ahora salió una ley de financiamiento de partidos políticos pero ya se está pervirtiendo, se impone una cuota máxima pero ahora los afortunados hacen que donen sus hijos y parientes (que es lo mismo). La famosa Ley de Pesca salió viciada desde su nacimiento, algunos políticos recibieron información acerca de cómo votar para favorecer a las grandes pesqueras en desmedro de los pescadores artesanales (cohecho). Es público, se sabe.
Gran parte de los nudos críticos del sistema chileno tienen un pie en lo económico (el sistema neoliberal) y otro pie en lo institucional (la Constitución), como reclama la canción de Villa Cariño. Matamala en otros medios de comunicación y artículos posteriores analiza algunos temas desde la mirada del libro: el por qué no quieren eliminar las AFP se puede entender mejor con el libro.
Hay otros que se dicen entre líneas: el crecimiento económico y la inversión no dependen del Estado, dependen de la buena voluntad de los privados. Si los empresarios no están contentos con un gobierno (o las reformas que propone, como Bachelet), simplemente dejan de invertir y estancan la economía. Es re simple, es lo que se llama “poder fáctico” y es como amenazan cada vez que hay cambios. “Si Piñera no sale, se desploma el mercado“.
¿Qué clase de democracia se puede tener si cada vez que haces reformas te cortan la plata y los empleos? ¡Te tienen agarrado de las pelotas! La economía chilena está en baja porque los chinos no compraron tanto cobre (y eso hizo que bajara el precio del cobre), además de que los empresarios dejaron de invertir con todas las reformas y crisis de confianza (educación, impuestos, posibles cambios en previsión, etc). Eso las personas comunes lo perciben como desempleo, que está mala la cosa, etc.
Otro aspecto positivo del libro es que da nombres y apellidos. Poderoso Caballero también es transversal a los sectores políticos, en la Nota del Autor Daniel comenta a varias personalidades de derecha e izquierda que lo fueron ayudando y guiando a la hora de conseguir toda la información o abordar ciertas aristas. El diagnóstico es compartido, los políticos saben esto, la ciudadanía sabe esto, estas cosas se saben. El tema es cómo cambiarlo considerando los frenos que pone el mismo dinero.
COMENTARIO FINAL
El libro es recomendadísimo, especialmente para uno que estudia Administración Pública en Chile. Como dije antes, el diagnóstico es compartido y creo que “todos lo sabemos”, pero la gracia de Daniel es que ordenó y sistematizó todo de una forma digerible. La redacción es sencilla, atrapante, hasta tiene algo de humor. Es como una teleserie, solo que es nuestra realidad al desnudo, con lo bueno y lo malo que tenemos. Es la triste verdad, no somos tan buenos como quisiéramos creer.
Más de alguno aprenderá cosas nuevas. La agenda noticiosa es amplia y uno no tiene memoria para tantos acontecimientos donde huele a corrupción. Daniel saca episodios de la política chilena como si fuesen cartas o conejos de un mago. Personalmente, aprendí de muchos de estos episodios que desconocía (especialmente los que revelan diálogos entre cuatro paredes o presiones entre las instituciones).
Algunas personas dirán que “la política divide“, pero ante un diagnóstico común debería unirnos y pensar en cómo salimos de este hoyo. El Estado no logra llegar a las personas que debería llegar (es más pequeño de lo que debería, no puede dar beneficios a todos quienes lo requieren), el sistema económico plantea muchas injusticias que se ven desde la infancia (acceso a educación, salud, oportunidades, etc) hasta la vejez (pensiones, salud digna, etc).
Ariel Cruz Pizarro