Hace poco me encomendaron la tarea de pensar acerca de las micros amarillas de Santiago, desde una mirada más romántica, pensando en historias que contar. Es un poco curioso, porque la imagen que tengo de ellas está cruzada por recuerdos de mi infancia, las peripecias que veía en los familiares que las tomaba y la última etapa de vida del sistema que viví como escolar.
Anteriormente, para el blog corporativo de Recorrido.cl hice un artículo completo del tema tratando de ser más objetivo (que si buscan “micros amarillas” en Google sale detrás de Wikipedia, o sea, ¡quedó bien!). Abordé también la historia de Felipe Castillo y su primera micro restaurada, un bus Volvo precioso. He leído varias cosas y también he podido compartir con varios conductores que me han contado de esa época. Les dejo mi versión de ese sistema. Ojalá que la disfruten, advierto que también me quedó algo larga…
VISIÓN MÁS OBJETIVA Y SÍNTESIS DE VIRTUDES / CUASIVIRTUDES / DEFECTOS
Comentar que las micros amarillas nacieron en un contexto donde querían REGULAR Y REORGANIZAR todas las micros que había. Había demasiadas empresas, demasiada informalidad, demasiadas micros chicas y del año de la corneta, era necesario un cambio. Se hicieron licitaciones, se uniformó todo con el color amarillo y se pidieron ciertas especificaciones técnicas para las nuevas micros, mucho más ecológicas y modernas (dentro de la tecnología de la época, por supuesto).
El tema es que en los últimos 100 años, Santiago ha tenido literalmente de todo en transporte público urbano: carros de sangre (caballos), tranvías eléctricos, micros diésel, trolebuses (eléctricos, valga la redundancia). Y nunca hemos tenido un transporte que funcione como quisiéramos, el Metro es lo más parecido pero con Transantiago eso murió. El transporte público ha sido estatal, mixto y privado con supervisión del Estado, pero de la forma que sea, nunca se ha resuelto de forma adecuada.
Curiosamente, los cambios de carros de sangre a tranvías eléctricos y de micros amarillas a Transantiago estaban pensados como una reforma integral, un cambio cualitativo que mejoraría absolutamente la situación, pero que chocaron porque echaron abajo todo el sistema anterior (y sus virtudes) creando un sistema desde cero. Esto se puede leer en el libro de Políticas Públicas y el caso Transantiago donde Mauricio Olavarría es editor. Después dicen que la historia no sirve y que hay que bajarle las horas pedagógicas a este ramo en los colegios. ¡Ja!
¿Cuál es el punto al que voy? El transporte público nunca ha sido del gusto de la gente, nunca. Al menos en Santiago, jamás. Por eso es necesario recoger las dos visiones: la gente que lo ama (y porqué), la gente que lo odia (y porqué). Para bien o para mal, ambos bandos tienen sus buenas razones. Un tema no menor es que conforme pasan los años, la gente quiere más a los sistemas anteriores (y esas épocas). Es bueno tomar en cuenta esto antes de que me tilden de romántico o amnésico por las historias que contaré después…
VIRTUDES:
- Los buses te dejaban en todos lados, había micros directas a casi todas las zonas (o a lo más, tenías que transbordar una vez). Las micros tenían hartos asientos (unos 40) y eran asientos cómodos. Las micros amarillas eran rápidas y el precio era económico, también tenían cortinas para tapar la luz del sol.
- La industria nacional tenía harta participación, los letreros de cortesía eran llamativos y eran fáciles de leer porque tenían destacados visuales. Incluso había gente que se dedicaba a pintar letreros, los paños (itinerarios de arriba, donde ahora hay paneles electrónicos).
- Para los conductores: ganaban mucha plata, es cierto que tenían otros problemas que veremos abajo, pero en comparación ganaban mucho más que ahora, entre $15.000 y $35.000 pesos diarios con la tarifa de esa época (unos $300 pesos), en términos mensuales eran como $360 mil y $840 mil trabajando 24 días.
- Había incentivos para crear recorridos útiles en sectores periféricos para cortar boletos, así que siempre se expandía la cobertura del sistema y se conectaba los puntos principales de la ciudad.
- El sistema tenía hartos pequeños y microempresarios. Pese a la mala fama del servicio, había varias empresas y líneas que se esmeraban por tener buenos buses, conductores presentables, buen trato y buenas condiciones de trabajo. Algunas micros eran frutos del ahorro de años y años, se compraban al contado muchas veces juntando peso a peso. En capital, hablo de unos $40 a $70 millones, pero se trataba de personas humildes.
- La regularidad de los buses era una obligación de facto (por el boleto cortado), así que las micros pasaban y paraban. Esto se hacía de forma manual, había un sapo (una persona) que se paraba en una esquina y le informaba al conductor a “cuántos minutos iba” del bus anterior, el conductor le daba un par de monedas.
- Había boletos, mucha gente colecciona boletos y era bonito tener esos tickets. Cuando subías por atrás, el dinero pasaba de persona a persona hasta el conductor y volvía el boleto junto con el vuelto a las manos del pasajero, ¡nadie se robaba nada! Si no pagabas… véase defectos.
CUASI-VIRTUDES:
- Cada bus tenía su personalización propia con adornos, apodo, nombres de los hijos y chiches varios, más que una herramienta de trabajo per sé había toda una cultura detrás de esto, tenían cortinas en el parabrisas y algunas empresas tenían decoraciones propias.
- Los buses se guardaban en la casa y como veremos, servían para ir de paseo a otros lados con la familia o hacer viajes especiales. La mantención de los buses no era muy sofisticada, los mismos conductores arreglaban el bus de forma rudimentaria.
- La parte de atrás no tenía muy buena aislación para el motor y era un buen rincón para refugiarse de las lluvias o días fríos. El timbre siempre funcionaba porque era accionado por un cordel, los buses paraban en cualquier parte (literalmente, incluso en 2° o 3° fila).
- Los pasajeros no evadían el pasaje (por miedo principalmente), pero a veces sí pagaban solo una fracción: el clásico “me lleva por 100” que nunca se rendía al empresario. A los escolares no siempre se les daba boleto, esa plata también entraba al bolsillo del conductor.
- Los conductores eran personas de escasa formación (lo aprendían como oficio) y personas profesionales (que conociendo el rubro vieron que daba más plata que su profesión, pueden ver el caso de Luis Carreño en Concepción), era un método duro de ascenso social. Varios micreros pudieron costear casas, vehículos y hasta carreras universitarias de sus hijos con esto en circunstancias de que con su formación probablemente habrían tenido el sueldo mínimo (ahora $250 mil).
- La jornada era relativamente flexible, a veces una sola persona trabajaba la micro en toda la semana; en otras era un compañero en la mañana y otro en la tarde, como cosas buenas todos los recorridos terminaban en garitas de la periferia, la infraestructura era básica pero salvaba.
- Los jóvenes podían ir ascendiendo desde aseadores a planilleros en los terminales hasta ser conductor o tener una micro. Existía una “carrera” por así decirlo y dentro del rubro casi todos se conocían con apodos, varios habían comenzado desde pequeños acompañando a los mayores.
- El sistema tenía una “identidad” especialmente desde las micros de colores, pese a que tenía cosas muy buenas y otras muy malas. Transantiago trató de ser más limpio y moderno, pero nunca pudo reflejar una identidad de la ciudad tanto en los colores de los buses como en el servicio que se presta. El intento de pulcritud y uniformidad le quitó esa sensación de pertenencia que quedaba.
DEFECTOS:
- Muchas micros amarillas superponían trazados (era ineficiente) y se peleaban los pasajeros pero en serio. Había choques, atropellos, accidentes por exceso de velocidad (llegando a los 80 – 100 km/h), los conductores se peleaban entre ellos por tener más boletos, se quebraban los espejos o chocaban las micros de las otras líneas (o de la misma línea, competían con las micros de su mismo recorrido). Era salvaje.
- Las micros eran ruidosas, muchas de ellas estaban mal mantenidas y con un aseo deplorable. En el caso de las micros con motor frontal, eso provocaba sordera profesional en los conductores. Ni hablar de accesibilidad, inclusión o tener piso bajo, hubo poco de eso. La transmisión era mecánica y la conducción era agresiva, así que era pan de cada día tener frenazos y conducir a tirones.
- Los conductores tampoco tenían “buena fama”: el maltrato a los escolares y pasajeros era pan de cada día, se manejaba con puertas abiertas y muchas veces los pasajeros podían caer de los escalones o se torcían los pies al bajar (la micro con suerte frenaba para que te bajaras). En sectores poblacionales, los conductores estaban expuestos a asaltos y a veces tenían que recurrir a otros matones para protegerse en esos barrios, los conductores tenían palos o pistolas y se peleaban con los grafiteros (con muertes para ambos bandos). Peor aún, algunos micreros estaban metidos en drogas y narcotráfico.
- Desde el punto de vista laboral, los conductores hacían su ingreso con el porcentaje de boletos cortados (alrededor de un 20%, depende del trato con el dueño de la micro), no había sueldo fijo, contrato, previsión, cotizaciones de salud, licencias médicas, seguros de cesantía y mucho menos posibilidad de tener créditos bancarios. Eso sí, como tenían plata todos los días, muchos se la farreaban (alcohol, drogas, putas, apuestas, etc), sus familias no veían esas platas y no tenían hábitos de ahorro.
- El hecho de que cada micro tuviera que rentabilizarse por sí sola y que los dueños de micros fueran tantos era algo poco racional en términos económicos. Si esas micros fueran de un gran dueño y se compraran “al por mayor“, sería más barato y se podría tener mejores prestaciones (esa era la lógica de Transantiago). Llegaron a ser como 12.000 micros, la ciudad ya no resistía tantos tacos, ruidos y peleas. La imagen que daba el sistema de micros amarillas al mundo era una cuestión decadente.
- Los conductores tampoco eran profesionales, no había cursos ni una formación que considerara a los peatones, los demás vehículos, nada, la gente era conductora porque lo aprendieron casi de oficio. Como he dicho, no eran bien mirados y la sociedad les tenía odio, las micros amarillas eran consideradas “una mafia” y los conductores recibían varios insultos clasistas (una de las cosas malas de Chile es eso, gente tonta que se cree superior a los demás por tener más plata, profesión u oportunidades).
- Finalmente, para los usuarios también era más limitado el tema de la integración tarifaria. No existía, así que si debías hacer transbordo pagabas 2 pasajes completos, lo mismo en caso de querer subir al Metro. Había gente que tenía que hacer combinaciones y le resultaba muy costoso poder moverse en la ciudad, aunque era una situación que no afectaba a la mayoría.
(…) Puede que se me queden un par de detalles en las 3 categorías, pero principalmente eso eran las micros amarillas si uno se pone a analizarlas fríamente.
¿QUÉ AÑORA LA GENTE ENTONCES?
Principalmente lo señalado en virtudes y cuasivirtudes (llamarle virtudes depende de cómo se mire). Era otra época donde Chile estaba creciendo económicamente, se había acabado la dictadura y todavía teníamos varios aspectos pintorescos.
Se echa de menos poder tomar solo una micro para llegar a un destino, se podía ir sentado y cómodo, el pasaje era más barato, pero ante todo creo que era un tema de expectativas. Con las micros amarillas la gente sabía a lo que iba, en cambio el Transantiago vendió muchas ilusiones pero se desinfló incluso antes de su primer día.
Ahora vamos a la parte romántica… voy a contar algunas vivencias que tuve con este sistema de micros.
# 1 – MIS QUERIDAS MICROS METALPAR Y UNA APUESTA
Mi infancia estuvo muy marcada por el tema del transporte público, en varias modalidades. Anda a saber porqué, pero aprendí varias marcas de micros (y autos), antes que varias palabras del vocabulario común. Yo transmitía y transmitía con las Metalpar jajajaja (también con trenes Alstom en el lado del Metro).
Mi modelo favorito debió ser el Metalpar Petrohué Ecológico 1994 / Mercedes Benz OF1620 porque era Metalpar, era Mercedes Benz y tenía 3 puertas (arriba en foto). En fin, mi papá cuenta como anécdota que una vez, esperando micro en el paradero, le apostó a un pasajero del paradero a que yo podía diferenciar todas las marcas de autos y micros que pasaban.
El caballero se mató de la risa porque yo era un pergenio de 4 años, no tenía idea que ya sabía leer y escribir, así que se la hicimos y ganamos la apuesta jajajaja. Todavía debe acordarse de las “Metalpar” gritadas con emoción y los “Cheyoyet” porque no sabía pronunciar algunas cosas, pero sí diferenciaba cada logo, leía todos los modelitos. Tema aparte, mi papá trabajaba en una automotriz y habían varias revistas con modelos de autos.
Por ahí a fines de 2009, tuve la oportunidad de volver a ver una de estas micros. Fue una hermosa emoción, estas fotos son un tesoro que me recuerda a esos años. Personalmente, creo que los buses Metalpar de esa época no eran tan bonitos pero tenían una mística. Ese día me acompañó Juan Donoso, después de ese día no he vuelto a ver una de estas.
# 2 – ¡EN CHILE SE FABRICABAN MICROS Y SE EXPORTABAN!
Hay un video de Megavisión sobre cómo se fabricaba una micro Metalpar Petrohué del modelo anterior, el programa se emitió en 1992, mismo año en que yo nací. A partir de eso me inspiré para hacer el artículo de cómo se fabrica una micro Inrecar Géminis en Chile (sí, todavía se hacen micros pero chicas).
Transantiago se farreó la posibilidad de hacer nuestras propias micros y que creciera esta industria. En la época de las amarillas había varias empresas chilenas que fabricaban carrocerías: Cuatro Ases, Inrecar, Metalpar, Sport Wagon, entre varias otras más chicas. No vamos a decir que eran de una calidad impecable, pero eran buenas dentro de lo que se podía hacer e incluso Metalpar tuvo una etapa exportadora enviando micros hacia Perú, Ecuador y América Central. Triste ironía, ahora los peruanos nos mandan buses de dos pisos marca Modasa…
Actualmente, el recuento de esta industria es casi para llorar. Metalpar Chile ya no hace micros (en Argentina sí hacen micros, ¡son casi reyes del mercado y hacen hasta buses articulados!), solo comercializa micros chinas. El resto desapareció, Inrecar misma quebró por ahí por 2009 y la compró Vivipra junto con otros inversionistas. Inrecar y TMG son las marcas chilenas que quedan haciendo micros, LR Bus de Concepción cerró hace poco.
Yo sé que las personas que tengan un foco más neoliberal me van a decir que había que hacer competir a las empresas, pero si Metalpar y otras no participaron de esos suculentos pedidos fue porque la banca estatal brasileña (BNDES) financió las micros Mercedes Benz a préstamos a intereses bajitos y porque su industria puede hacer miles de micros en poco tiempo. En el caso de los primeros buses Volvo, los bancos HSBC y bancos suecos/brasileños financiaron todo. Pueden leer más en una nota que le hicieron a Jaime Paredes, gerente de Metalpar.
También un tema no menor, a propósito de Metalpar y las micros amarillas, es que hubo varios problemas económicos para los micreros en 1998 – 2004 y se embargaron varias micros de esta marca, hay un patio lleno de buses de la época que fueron incautados por deudas (eso dice el “mito urbano” jajaja). Presumo que esas dificultades económicas se dieron por temas de la crisis asiática, ahí se nos acabó la década dorada de nuestra economía y también se estaban haciendo cambios en el transporte público (licitación Metrobus, que sería el piloto de Transantiago, entre otros).
Tema aparte, casi todas las micros Metalpar tenían problemas en los techos (se podrían), era su mayor defecto. Tampoco es que sea Metalpar fanboy… las cosas como son, igual las quiero.
# 3 – PÁGINAS DE AFICIONADOS DE BUSES Y MARCAS DE MICROS AMARILLAS
En mi infancia sabía reconocer las micros, pero después fui perdiendo el hilo y la práctica. Gracias a internet, pude conocer varios sitios web de aficionados de buses donde pude ahondar sobre cómo eran estas micros, aprender de lo que comentaban los foristas e ir nutriéndome de ello. Hay gente que sabe mucho, incluso el historial de recorridos de cada máquina.
Hay varias páginas, personalmente no me adscribo a ninguna, pero las menciono por si quieren revisar material: BusesUrbanosChile.cl, Chilebuses.cl, Microbuses.cl, Viajerobuses.cl, y en esa época había varios fotologs. Hay otras páginas más, ojo, pero con harto material de micros amarillas son principalmente esas.
Micros que venían do Brazil (léase en portugués): la industria carrocera brasileña es una de las mejores no solo del continente, sino del mundo (tanto así que Marcopolo es un fabricante a nivel mundial, exporta a todos lados). En las micros amarillas anduvieron las marcas Busscar, Caio, Ciferal , Comil, Mascarello, Maxibus, Mercedes Benz (como monocasco: carrocería y chasis integrado) Neobus, la mencionada Marcopolo y quizás se me escape otra más.
De los buses que hubo, creo que los más rescatables (como si hiciera el top de micros que hice con el Transantiago) están los Caio Vitoria / Volvo y Scania que tuvo Las Flores, los buses Busscar y Marcopolo con chasis Volvo (en foto más arriba), algunos buses Marcopolo / Volvo que funcionaron con Gas Natural. A lo mejor otros lectores pueden aportar más detalles y comentar sus preferencias, esta época no es mi especialidad.
Micros de Argentina: Argentina nos alcanzó a exportar una de sus grandes maravillas, los buses El Detalle. Estas máquinas estaban hechas para el transporte público, pensadas para el conductor y los pasajeros, unas cunas urbanas que tenían piso bajo (eran ruidosos, eso sí). Es cierto que eran buses feos, pero muy funcionales y merecen un gran respeto. El modelo que conozco fue el OA101 (en foto arriba) y otros buses brazucas/argentos Indabra El Detalle (tuvieron huevos, El Detalle tuvo una fábrica en Brasil jajaja). Lamentablemente, El Detalle no existe más.
Micros mexicanas: Sí, hubo micros wey aquí. Hubo máquinas Dimex y también de otras marcas más chicas, Jiménez O’Farril es una de las pocas que recuerdo. No tengo idea de la performance de estas micros, sé que los buses Dimex venían como monocasco. Esto es algo que quizás hay que explicarlo: las empresas fabricantes pueden hacer el bus completo (en este caso: monocasco o monobloco) o especializarse en hacer la carrocería (lo que uno ve del bus, la parte exterior e interior estética) o el chasis (la parte mecánica, la plataforma donde se levanta el bus).
En temas de chasis, acá casi todo era hegemonía Mercedes Benz. Hubo algunos buses Volvo y Scania, incluso Volkswagen, más los monocascos El Detalle y Dimex, pero en general yo diría que más del 90% de las micros eran Mercedes Benz. Una de las razones es que son buses más económicos de mantener, tenían plataformas más básicas y había repuestos por doquier. Las micros amarillas a veces eran tan básicas, que varias fallas se podían arreglar con alambres. Ni ahí con ir a talleres especializados.
# 4 – Algunas historias de micreros que he conocido
Alguna vez haré un libro y contaré mis historias de micros, del metro, de buses interurbanos y de todo lo que se mueve jajajaja. Pero por mientras, les regalaré 2 historias cortitas.
El rodaje: Las micros amarillas en algún momento tenían que ajustar el motor (literalmente) y lo que se hace después de eso es darle “rodaje” para que el vehículo se acostumbre al ajuste (por así decirlo). Para esos efectos, varios micreros se iban de viaje en el rodaje, agarraban a su familia y se iban a pasar unos días en el sur, algunos llegaban incluso a Chiloé.
También era habitual que en los veranos, las juntas de vecinos arrendaran una micro y se fueran de paseo a la costa para sacar a los niños de la población. En esos casos, también la familia del micrero se iba con ellos.
La micro del pasaje: A los niños y niñas de algún modo siempre les fascina algo del transporte. Un buen amigo me contaba que en la calle donde vivía (y guardaba la micro amarilla) habían muchos niños. Entonces, todos escuchaban cuando el bus llegaba a guardarse. De inmediato, salían todos y se subían en la micro. ¿Para qué dirán ustedes? Era un juego simpático, ellos estaban ahí para el momento sublime en que el conductor entraba la micro a la casa. Eso era el acontecimiento del día para los niños del pasaje, todos se reían y lo disfrutaban.
# 5 – HABLANDO DE NIÑEZ: MI NUEVO BUS MORNING STAR Y SU HISTORIA
Ya les había comentado de que las micros amarillas tenían su propia personalidad, cada dueño y/o conductor le ponía apodos, frases, decoraciones y demases. Bien, durante unos años me puse a pensar en cómo habría sido mi micro (si es que hubiese tenido una) y el diseño final fue la Morning Star. Hace poco, menos de 1 mes, llegó finalmente esta micro con la frase “Dios es mi Piloto“. Un trabajo muy lindo de Eduardo Rodríguez, como dato curioso, Santiago Morning es el resultado de la fusión de 2 equipos: Morning Star y Santiago F.C en 1936.
La decoración con los colores amarillo, rojo y negro si bien puede confundirse con Alemania, en realidad es un tributo al club Santiago Morning, el equipo en esa época estaba muy ligado al gremio de micros amarillas. Antes les conté que me gustaban las micros Metalpar. Bien, también me gustaba mucho el fútbol y era hincha del Chago Morning principalmente porque lo auspiciaba Metalpar y Mercedes Benz. En ese entonces, 1998 – 2000, yo tenía entre 6 y 8 tiernos años.
La camiseta de Santiago Morning es una de las más lindas que he visto, el uniforme de visita era amarillo y también era hermoso. Estas cosas no las sabe mucha gente, pero dado que estamos recordando las micros amarillas, también me recuerda a cosas del fútbol y anécdotas de niñez. Ya en esa época me ponía a contar montones de historias en la mesa y en el teléfono, llamaba a todos mis familiares y les contaba con emoción cada cosa nueva que descubría.
Me acuerdo de un día que estábamos en el Estadio Monumental, viendo Colo Colo y Santiago Morning (revisando archivos, es la fecha 27 del campeonato 1999, jugado el 29/09/1999). El Colo iba ganando 3-0 y yo quería puro ponerme a llorar jajaja. Reconozco que no soy fan de muchos equipos y ahora ya no me afecta tanto si alguien gana o pierde, pero en esa época sí, el Chago sí. Mi papá andaba con sentimientos encontrados, era feliz de que estuviera ganando Colo Colo, pero miraba mi carita y lo único que quería era que empataran jajaja.
El Chago era buen equipo, había varios nombres interesantes: Luis Pérez (un grande, en ese partido se lució), Diego Rivarola que después se consolidó como ídolo en la U (Gokú), Fernando Martel, Francis Ferrero. Unos años más tarde, Esteban Paredes también haría goles en el equipo, actual ídolo del Colo. El punto es que ese partido vibrante se convirtió en una proeza, porque los micreros no se rindieron y lograron empatar 3-3 en el último minuto. Creo que estábamos en una tribuna de hinchas albos, pero ese gol debí gritarlo a rabiar, casi que me pongo a llorar de la emoción jajajajajaj. Mi papá se salvó…
Otra anécdota de la época la vivimos en el Hipódromo Chile. Está linkeado con las micros amarillas solo porque la 154 aparte de dejarnos donde los abuelos también nos servía para ir a emular a Juan Carlos Bodoque y su Tormenta China. Fuimos juntos al Gran Premio Hipódromo Chile de 1998, es una carrera larga de 2.200 metros. Mi papá siempre me pasaba la cartilla y nos reíamos con los nombres ridículos de algunos caballos; pero también me daba la opción de apostar por alguno que me tincara.
Ese día, anda a saber porqué, pero le dije que apostara por As de Copas. El jinete Pedro Santos estaba vestido de azul y el caballo se veía bonito (ver carrera). Comenzó la carrera y As de Copas no lograba salir de la mitad, pero ya entrando la última parte de la carrera de pronto empieza a adelantar y adelantar caballos hasta quedar de igual a igual con el primero. En tierra derecha, As de Copas siguió sacando cuerpos de ventaja y ganó la carrera. ¡Yo estuve ahí! Lo ganamos, fue espectacular, también yo salté y reía de la alegría.
En fin, muy lindos recuerdos de esa época. Como que de un momento a otro me trasladé a esos años dorados.
# 6 – LA MICRO 154 Y LOS DEMÁS RECORRIDOS QUE RECUERDO
De todas las micros que hubo, el recorrido que más resume mi infancia con las micros amarillas es la 154 Lo Aránguiz – La Florida (puesto aquí como Independencia – La Florida), era de las Matadero Palma en 1992.
Esa micro se iba a grandes rasgos por Las Nieves, El Peñón, Camilo Henríquez, La Florida, Departamental, Gran Avenida, San Diego, Bandera, Independencia, Dorsal, La Palmilla (de donde es el Gary Medel, grande Gary), General Gambino, Diego Silva Henríquez, y se daba sus vueltas por Recoleta hasta Principal Ignacio Carrera Pinto con Juan Cristóbal, cerca de donde está ahora la Intermodal Vespucio Norte. Atravesaba de sur a norte (porque les puse el trazado desde La Florida hacia Independencia jajaja) toda la ciudad y pasaba por el centro.
La micro 154 era una de mis favoritas porque nos conectaba con los abuelos junto con la 179. En esos años, había una guía de Mapcity con planos de la ciudad y donde salía cada recorrido de micros. Alguna vez la tuve, pero no la he encontrado en casa así que debe andar perdida por ahí o se fue a la basura en algún orden. En esa época internet tenía la información en www.micros.cl (que también tenía un juego con un simulador de bus en pequeña escala jajaja) y los últimos recorridos vigentes de las micros amarillas estaban en www.yea.cl
Cada micro tenía su trazado en el primer asiento, detrás del conductor. En color azul estaba el trazado de ida, en color rojo el trazado de vuelta. Salía el número de la línea y la empresa responsable. Arriba, uno de los mapas que pillé en ese taller que visité con Juan. Ahora procedo a contar algo de mis recorridos:
179 Recoleta – La Florida (Einstein / Santa Rosa): Era una micro que tomábamos para ir a ver a mis abuelos, ellos también la tomaban para ir a sus casas cuando nos visitaban. No recuerdo de modelos ni cuestiones, pero sí que en ese tiempo mi villa no tenía un paradero con refugio ni infraestructura. La micro paraba en la esquina que estaba llena de hoyos y la señalización era una flor que decía “Paradero 22” (de avenida La Florida). La Florida tenía esos símbolos municipales para los paraderos de micros.
361 Población Dávila – La Florida: Esta micro tiene un simbolismo para mí, porque une los lugares de inicio y fin de mi papá. Me recuerda a sus historias de niñez en la Población Dávila y alguna vez creo que la tomamos para visitar el barrio. Es no sé, es bonito tener una micro que una ambas etapas de la vida de una persona, la niñez y la adultez. Si alguna vez tengo una flota de micros viejas (lo dudo), le pondría una de estas como homenaje. De lo que sé, esta línea trabajaba con varias Inrecar Sagitario: eran buses feos por fuera, pero muy amplios y cómodos por dentro (fotos abajo).
Siendo más grande, por ahí entre 2005 y 2006 tomé una de estas Inrecar para visitar a un compañero que vivía cerca de Población Dávila. Nos encargaron hacer un video donde tratáramos los derechos de los consumidores, que buenos tiempos. Le mando un saludo muy cariñoso a mis amigos del 2°E Instituto Nacional 2008, una de mis mejores épocas.
Dato freak: el bus de las fotos sigue vivo, hace trayectos rurales en la Región del Bio Bio. Ya tiene 19 años de vida.
404 Cerro Navia – La Florida: Esta micro la usaba mi papá para ir a su trabajo. No tengo la menor idea de si funcionaba bien o no, pero debió tener su cuota de caos. En esos tiempos, el Metro y las micros no tenían tarifa integrada. Él usaba esta micro desde mi villa para llegar cerca de lo que hoy es Metro Santa Isabel, pero la Línea 5 se inauguró recién en 1997 y Vicuña Mackenna debió ser un caos para poder moverse en esa época: hordas de autos, micros, bocinazos, tacos.
Yo no la alcancé a tomar como micro amarilla a secas. En la época de transición (2005 – 2007) usaba este servicio pero era hecho por Alsacia y sus nuevos buses Marcopolo Gran Viale / Volvo B7R LE.
676 Cantagallo – Casas Viejas: Esta micro también la usó mi papá, me contaba que era eterna y larga pero creo que recién empecé a dimensionar su concepto de “eterno y largo” (muy cierto) cuando conocí la ciudad en micro. Claro, iba desde Cantagallo en Las Condes (que en ese entonces era bien arriba) hasta Casas Viejas que está al final final de Puente Alto. Américo Vespucio sin autopista, una rotonda en Macul, pero pese a todo era una micro re buena, acercaba rápido a los pasajeros de los extremos.
Si bien el trazado se ve lenteja, hay que recordar que las micros en esos tiempos corrían como condenadas y yo creo que este bus tampoco fue la excepción. En el año 2016, tuve la oportunidad de revivir la experiencia de tomar este bus en la micro restaurada por Felipe Castillo. ¡Fue emocionante! Pueden ver el video aquí.
710 Puente Alto – Maipú: Esta micro la usamos una o dos veces creo, lo recuerdo porque era el funeral de alguien de mi papá, creo que el papá de uno de sus amigos, algo así. Fuimos hasta Maipú, atravesamos media ciudad. Si mi memoria no falla, hablamos de varias cosas profundas en el trayecto como la muerte, la esperanza, tener una vida plena y no arrepentirse de lo que uno hace, ser coherente y consistente… en fin.
Pese a mi corta edad, me gustaba mucho (y me encanta) hablar de ese tipo de cosas. No me gustaba que me trataran de “niño” en las mesas y que me cortaran temas.
430 Pudahuel Sur – Pedro de Valdivia: Esta micro la usé un par de veces cuando era escolar, el recorrido es tedioso y lento porque se iba por Alameda / Providencia / Pedro de Valdivia, agarraba todos los tacos. Tomaba la micro en horarios de tarde – noche, una vez me quedé dormido y justo desperté en el paradero donde tenía que bajarme.
182 Quilicura – Maipú / 714 Américo Vespucio – Villa Comercio: En esos años de escolar, me hice amigo de una niña que vivía en Maipú, así que varias veces tuve que tomar Micro + Metro + Micro para llegar a su casa (y después volver), afortunadamente yo pagaba pasaje escolar. Cruzar desde La Florida a Maipú era un viaje entretenido, en la línea 173 recién pude conocer uno de los nuevos buses articulados de Transantiago: el modelo Marcopolo Gran Viale / Volvo B9 SALF, la línea era operada por Express en la transición (2005 – 2007).
Del 182: recuerdo que una vez la tomé y me tocó un Metalpar Tronador de piso alto (el modelo de la foto de arriba). El bus 714 no pasaba casi nunca, se daba una vuelta gigante por Américo Vespucio y tenía buses viejos, pero viejos. Había otro recorrido más que pasaba por su casa, no logro recordar con claridad. Algún día que tenga más tiempo voy a buscar mis fotos de rollo, son unas fotos feas, pero les puedo ir contando cosas de esa etapa. Un saludo para ella, por lo demás.
190 Maipú – La Florida: Este recorrido se hizo en la transición, era de la empresa Unitran y fue aquí donde me fasciné con los buses Metalpar Tronador de piso bajo. Del servicio, no hay mucho que destacar. El bus se iba por La Florida, tomaba Grecia y Matta pasando por el Parque O’Higgins, el Club Hípico y de ahí salía a la Alameda cerca de Metro Unión Latinoamericana. Después de eso el bus enfilaba hacia Maipú, pero esa parte del recorrido nunca la tomé.
Como anécdota, en los días previos a Transantiago tomé un par de veces este recorrido y no querían que la gente usara la Bip, te decían que pagaras con monedas. Es algo que se dio mucho en la época de transición. Pese a que no es una micro amarilla a secas, el recorrido tenía esa lógica y lo pongo aquí por eso.
350 Ricardo Cumming – Puente Alto: Sé que quizás debería ponerlo en un post aparte, pero eran amarillos disfrazados (tanto Unitran como STP Santiago con el 190 y 350). Junto con la micro 404, otra de mis opciones para volver a casa era este recorrido morado de STP, el cual era operado con midibuses Caio Apache STD, Maxibus Dolphin y Neobus Mega, todos muy lindos (por eso los tomaba jajaja).
Sin embargo, el trato para uno como escolar era malo. Varias veces me comí puteadas porque mostraba el pase y decía “Básica”, yo no me ponía a discutir pero me alegraba de que por fin iba a cambiar esta situación. Lo bueno del recorrido es que era rápido: Alameda, Providencia, Salvador, Irarrázaval, Macul, La Florida… y los conductores de estas micros eran menos civilizados, siempre llegabas antes jajaja. Algo bueno que tuvieran, la 404 demoraba como 15 a 20 minutos en pasar, en cambio la 350 pasaba un poco más seguido.
En definitiva, varias micros de transición (recorridos muchas veces creados en esa etapa para ser temporales) igual operaban como micros amarillas. En esa época, solo Alsacia / Subus / Express tenían buses nuevos y todos les hacían la guerra. Las otras micros los chocaban, les volaban espejos, trataban de pasarlos para ganarle pasajeros (digamos, también lo hacían con los otros buses, pero había cierta fijación contra los nuevos).
BONUS TRACK: VIDEO DEL DÍA DEL PATRIMONIO CULTURAL 2016
Para quienes quieran una pincelada más “real” de la experiencia y la cultura micrera de estos años, les recomiendo encarecidamente ver el video que puse abajo, un material de FLD Design realizado en el Día del Patrimonio Cultural 2016.
Ese día varias micros amarillas resucitaron y se dieron cita en el centro de Santiago para encantar a las generaciones de esos años, destacar la edición, las grabaciones y los testimonios que aparecen. Creo que este video refleja muy bien la parte romántica y de añoranza que se puede tener…
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COMENTARIOS FINALES
Hay más historias, hay más fotos, hay mucho más que contar. Sé que me extendí harto, que quedó un poco largo, pero creo que es una buena selección de cosas que decir acerca de las micros amarillas de Santiago. Personalmente, les tengo cariño porque marcaron parte de mis años de infancia, pero como servicio prefiero el Transantiago porque ya no hay discriminación al escolar ni la calle es una selva de peleas en cada esquina (convengamos eso sí, que a Transantiago le falta bastante para ganarse el corazón de la ciudad).
Agradezco que me lean, que comenten en el blog, que me tiren flores o un par de críticas constructivas, tienen el espacio ahí abajo así que ocúpenlo. Desde ya agradecer también a todos los conductores con los que he compartido y a las personas que generosamente me han facilitado parte de su material: Álvaro Matus, Claudio Garrido (que me aportó para otro artículo y acá reciclé las fotos), Patricio Valenzuela (mismo caso), Felipe Castillo (mismo caso). Si quieren ver varias ex micros amarillas e interiores, revisen mi visita a La Estrella y visita a El Rosal.
Agregar como dato que hubo algo de innovación en las micros amarillas, pese a que se ignora. Mencioné los buses a gas natural, también hubo algunos pocos empresarios que trajeron buses de piso bajo y con paneles electrónicos. Eso lo tendré que contar en otra oportunidad.
“Dios es mi piloto” 🙂