Relatos Subterráneos – Capítulo 20

Capítulo 20 – Personajes estáticos

IMG_1128

Esto más que una anécdota es una reflexión. He tenido la suerte de nacer en un tiempo donde existen videojuegos, dentro de los muchos géneros que existen están los juegos de rol, de los cuales yo solamente he jugado Pokemon. A diferencia del teatro, donde un «juego de roles» podría ser el personificar un cierto estereotipo o cualidad durante un tiempo (¿recuerdan a Los Improvisadores?), acá uno va por el mundo Pokemon, recorriendo ciudades, atrapando criaturas, entrenando, cumpliendo objetivos.

Ya, ¿y eso qué tiene que ver con el Metro? Mucho, tiene demasiado que ver. Verán, los personajes en este tipo de juegos se van moviendo, van realizando distintas acciones para cumplir sus metas, en tanto, existen otros personajes que le van sirviendo, lo que yo llamo «personajes estáticos«, que están en el mismo lugar durante todo el juego, realizando la misma función (o a veces, con un parlamento pequeño que le dieron los programadores), como por ejemplo, el caballero que atiende la tienda de una ciudad y te vende las pokebolas.

En el Metro, una de las cosas que no me gustaba, es que me sentía así, como un personaje estático. Yo estaba ahí, lloviera o hubiera sol, cada fin de semana a una cierta hora, en la zona de torniquetes o en el andén, vestido con la misma ropa y respondiendo generalmente las mismas preguntas. Veía pasar a los pasajeros, que iban a hacer sus vidas, sea visitando familiares, saliendo con amigos, disfrutando y bueh… no es que sintiera envidia, pero no podía dejar de pensar a veces: ¿cuánto valoramos ese día libre de hacer lo que queramos? (Recuerden que yo ese año estudié de lunes a viernes y trabajé sábados-domingos, así que días libres, casi no tuve).

Cuando había muchos pasajeros y llovían las preguntas, uno se realizaba en el trabajo, porque ciertamente eras útil, pero cuando no había nadie, cuando la estación estaba vacía. Ufff, ¡qué ganas de ser el protagonista del juego! ¡qué ganas de ser un personaje dinámico y no ser el hombrecillo que está en los torniquetes! Aquí, se desprenden tres líneas de pensamiento.

Una, como a veces estás tan aburrido, empiezas a pensar en otras cosas para distraerte. Una de mis distracciones era llevar una hoja de cuaderno, junto con un lápiz. Entonces me ponía a dibujar lo que sería una maqueta, con lagunas y túneles, medidas y relieve, pensando en que, a lo mejor, algún día, iba a juntar dinero e iba a montar mi propia maqueta con trenes del Metro, algo así como el museo de Bekonscot en Inglaterra o Wunderland en Alemania. Ahí irían mis NS-93 y AS-2002 por las vías, los niños le tomarían fotos y ganaría dinero con la entrada a este mini museo.

Pero, uhm, yo nunca he sido maquetista, y aún cuando tuviese el dinero para realizarlo, sé que no lo haría porque hay cosas más importantes que lo material. Si hiciese la maqueta, y tuviese la réplica de los trenes, sé que eso no me haría feliz per sé, sería una alegría y un ingreso/gasto permanente, pero no el motivo de una felicidad genuina.

Segundo, es un poco errado pensar que solamente yo soy un personaje estático, en alguna medida todos lo somos. Cuando estamos en nuestra universidad, estudiando a una hora determinada en la sala de clases, somos ese personaje estático. Cuando estamos trabajando en nuestra oficina, el almacén o el puesto de trabajo que tengamos, generalmente estamos quietos y como personaje estático. Entonces, ese sentimiento de ser personaje estático no sólo es propio de mí, sino que extensivo a todos los que estudian y/o trabajan. A su vez, ser personaje estático o dinámico es algo que se va intercambiando en el tiempo, porque una vez que estoy «libre» para disfrutar mi tiempo, cuando concluye mi jornada, entonces paso de ser estático a dinámico. (Entenderán también, que ante mi falta de días libres, aprendí a valorar mucho el tiempo de ser personaje dinámico).

De cajón y de pasadita, aprovecho de meter otra preguntita: ¿valoramos realmente nuestro tiempo libre, de personaje dinámico? Ocupamos bien nuestro tiempo de «libertad personal», de poder movernos y disponer de ese tiempo para hacer lo que queramos, ¿somos productivos con ese tiempo? Productivos en el sentido de ayudar a otros, de compartir con otras personas, de escribir, de hacer cosas que nos gusten realmente, de ir y buscar a Dios.

Tercero, el ser humano generalmente no se contenta con lo que tiene. ¿Cuántas veces uno no ha escuchado a algún familiar decir «ay, seré muy feliz si voy a Cancún (o cualquier otra parte)? Ése es un error recurrente de nosotros, pensar que (pese a que estamos vivos, lo que es un tremendo milagro) necesitamos de algo más para ser felices. Ciertamente necesitamos algo más, porque no podemos completarnos por nosotros mismos (que es lo que abordaba en una predicación muy bonita).

He aquí un pequeño secreto: si dejases de ser un personaje estático y pasaras a ser siempre dinámico, en realidad, aunque seas personaje dinámico y no te amarres a una oficina, un horario, una institución, un jefe, o lo que sea, tampoco eso te va a asegurar una felicidad. Solamente vas a tener otro modo de ejercer tu tiempo y tu presencia, pero así como vas a tener ventajas, también habrá otras dificultades. Si te vas de viaje por dos o más años, en algún momento querrás buscar algo más trascendente que sólo viajar por placer, y vas a querer más cosas para «ser feliz»: no, si tengo que llegar a tal y cual parte, hacer tal y cual cosa, tener tal y cual objeto. Entonces, seas estático o dinámico, por más que lo intentes, en tu camino no serás feliz ni estarás totalmente satisfecho jajajaja.

Y ya para cerrar, no es malo ser personaje estático o dinámico, sino lo que hacemos con esos personajes. En la administración, si uno estudia los procesos, existen procesos que no son necesariamente estratégicos (por ejemplo, tenemos una empresa que vende dulces, entonces sus procesos estratégicos tienen que ver con esa venta de dulces) pero que igualmente son importantes porque apoyan los procesos estratégicos (por ejemplo, el servicio informático que suministra la página web de la empresa). El hecho de que sean procesos de apoyo no deja de hacer que sean importantes para la empresa.

En el caso de nosotros es lo mismo, puede que estemos inamovibles en un turno fijo, pero si podemos ser luz para otras personas y ayudarles a cumplir sus objetivos, ciertamente habrá sido útil. Debemos servir a los demás, antes que ser servidos. Por eso los dejo invitados para leer una predicación especial, que habla de lo que realmente debemos buscar, para no perder el foco.

Leer capítulo 19 <-

Leer capítulo 21 ->

Escritor y Blogger de Transportes
Entradas creadas 885

Un pensamiento en “Relatos Subterráneos – Capítulo 20

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba